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Elegí este libro por sugerencia de una pequeña lectora de ocho años. Al hojear
sus páginas y leer la aventuras de Lucía y su hada madrina, Roberta, pensé que era acertado trabajar con
una divertida y tierna historia que entretiene
y hace disfrutar al lector con la sencillez de sus rimas. La autora describe situaciones cotidianas dejando lugar
a reflexionar sobre cuestiones espinosas. Creo que este breve relato tiene todos los ingredientes para atraer la atención
de niños entre 8 y 9 años y atraparlos
en la narración.
Del ilustrador, Pep Brocal, sabemos que es español,
nacido en Terrassa en 1967, licenciado en Bellas Artes con especialidad en
pintura. Se dedica profesionalmente a dibujar en publicidad, prensa, juegos audiovisuales,
cómic infantil y a ilustrar libros infantiles.
Del análisis bibliográfico obtenemos
los siguientes datos, la obra se llama El hada Roberta y la primera
edición es de 2006. Por lo tanto, la
obra tiene ya las características del nuevo concepto en literatura surgido a partir de los años 90
en el que el lector se identifica con los personajes y se siente protagonista de la historia que es
cercana a su edad y a su evolución psicológica.
El libro es parte de la colección Jóvenes lectores de la editorial Bambú,
que pertenece al sello de Editorial Casals, S.A. y está sugerido, como se lee en la
contraportada, para niños de entre 8-9-10-11 años.
Cabe hacer aquí una aclaración importante en cuanto al desarrollo evolutivo de los
lectores. Sería necesario acotar el
público al que está destinado sólo a lectores de entre 8-9 años ya que en el
análisis de adecuación a los lectores encontramos elementos característicos de esa etapa de desarrollo.
Sabemos que para entonces el niño ha superado la
etapa del pensamiento intuitivo, desarrollando el concepto de identidad
individual y su autoestima, hecho que se
muestra en la historia con Lucía, la
niña protagonista, quién tiene un
bajo concepto de sí misma al inicio de la narración. Además, el lector, en ese
período, puede entender la realidad con la ayuda de su imaginación y la idea de
narración, que es lo que la obra sugiere al mezclar hechos de la vida cotidiana
de Lucía, con el mundo de la fantasía, un hada madrina, Roberta. A esta edad, el niño prefiere leer novelas
cortas o cuentos sobre sus propios problemas, que le hablen de la importancia
del individuo, como es el caso, y aventuras
del ambiente más cercano como la familia, los amigos, la escuela, lo que está
claramente reflejado en el libro. Asimismo, es
necesario que el pequeño lector pueda identificarse con los personajes del libro y todo debe estar expresado en vocabulario accesible. Esto también está logrado en la
obra como se ejemplifica más adelante, con el uso de frases cortas y sencillas,
sin vocablos abstractos o palabras usadas en sentido figurado.
En este momento
evolutivo puede distinguir opiniones
distintas a la suya y puede separar pensamiento de percepción y acción, esto se
ve en la percepción de la niña en cuanto a la relación con los demás y sus
reacciones. Nuestra protagonista se interesa por temas realistas cuando se
refiere a la situación de los animales
en el zoológico, donde van de excursión con su clase.
Según la editorial esta obra
se cataloga dentro del género de relato breve fantástico y de humor. Encontramos elementos de la fantasía en el hada y su mundo,
y de humor en diferentes momentos como por ejemplo cuando
el hada dice que Caperucita roja es una engreída insoportable que presume de
abrigo nuevo. Ambos combinan a la
perfección en esta etapa evolutiva ya que el niño es capaz de leer
comprensivamente tanto ficción como fantasía.
Con respecto al formato, es un libro manejable, ligero, con un tamaño de tapas semi-rígida y ligeramente más
grande que otros, que lo hace cómodo de sujetar, de 21,5 cm x
15,0 cm y consta de 96 páginas. No es
demasiado extenso, algo que es por demás
atractivo en ésta edad.
En la portada encontramos un dibujo sencillo y colorido, de una diminuta hada apoyada sobre la nariz de
una niña, de la que sólo se ve su cara
dibujada de perfil. Las demás ilustraciones son simples, en blanco y negro, de
tipo cómic, que ocupan una página en cada capítulo, siempre se corresponden con
el texto y están bien dosificadas, aportando aire fresco y representación
visual de los hechos a la lectura. El hecho de no añadir color como cabría esperar para esta etapa del desarrollo,
no supone una desventaja ya que deja lugar a la imaginación y demuestra técnica
artística.
En cuanto a la tipografía vemos que la relación texto- imagen corresponde a la capacidad de lectura de la
edad. Las letras son grandes y están bien separadas. Esto lo hace atrayente a
los ojos del lector de este grupo. También las líneas están bien espaciadas. La primera frase o primeras palabras al comienzo de cada capítulo se marcan en
negrita. Se entremezclan estrofas y poesías con textos narrados.
Del contenido destacamos como tema principal la realización personal, la
aceptación de sí mismo, tal y como uno es.
Sin duda, una vivencia por la que el niño de esta etapa pasa y de la cual debe
salir fortalecido. Como temas secundarios podemos mencionar varios: la amistad,
el aspecto físico, el éxito, la dieta
sana, el sentimiento de no quererse o de
sentirse no querido, los juegos y problemas típicos de los niños de la edad:
fútbol, baloncesto, el no pertenecer al grupo. Otros temas también presentes
podrían ser la angustia, la responsabilidad,
el respeto por los intereses de los demás.
Todos muy cercanos a la realidad del niño de 8-9 años.
El relato tiene una estructura simple y lineal, con un argumento completo
de introducción, nudo y desenlace, y
destacando un desenlace rápido. Todo adecuado a la edad de los lectores que pueden
comprender fácilmente porque son capaces de manipular ideas y a la vez recuerdan y
organizan conocimientos.
En la introducción conocemos a los personajes principales, Lucía, una niña
agobiada por su baja autoestima, y a Roberta, su hada madrina, que la ayudará a
superar su desdicha. En el nudo vivimos las distintas experiencias por las que
Lucía transita el camino del crecimiento personal hasta su superación. El clímax llega cuando la tía Dora visita la
clase de su sobrina y cuenta uno de sus cuentos en verso sobre una elefanta que
quiere parecerse a una cebra y a un avestruz para ser bella sin darse cuenta
que ella es bella tal y como es. En el desenlace encontramos una Lucía más
segura de sí misma, dispuesta a enfrentarse a cualquier reto y que no necesita ya de la
ayuda de su hada madrina.
Los personajes protagonistas de la historia son dos. El primero, Lucía
Serrano una niña de 8 años, con un aspecto físico peculiar. La autora la
describe como regordeta, con pecas y de pelo color zanahoria. La niña no se
gusta como es, aunque hace muchas cosas buenas como comer bien, comer mucha fruta y verdura
y no excederse
con los pasteles. Como a toda niña de su
edad, le gustan los animales pero como a pocos, le
gusta el silencio y el olor a libros. Le encanta parecerse a su tía, que cuenta
cuentos y está siempre de buen humor.
Desde un punto de vista más técnico el personaje es redondo, sufre una
evolución en la historia. Es un
personaje positivo, con capacidad de adaptación, con el que cualquier niño de
esa edad podría empatizar. La niña experimenta un proceso de maduración por el
que aprende a aceptarse y entiende que cada uno es único e irrepetible
con sus fortalezas y debilidades. Vemos como el personaje no es un arquetipo
plano sino que comparte con el lector su estado madurativo, sus experiencias
vitales y aprende a superarse. Encontramos aquí intereses comunes a los
lectores de 8-9 años.
La niña protagonista, Lucía, ayuda a crecer al lector porque es fácil sentirse identificado con ella, que
siente las mismas emociones que cualquier niño de esa edad, tristeza, soledad,
aislamiento porque es diferente físicamente y tiene intereses que no son tan frecuentes, pero
que experimenta alegría ante cualquier
pequeño logro, como sentirse incluida en el grupo de fútbol.
El segundo personaje protagonista es el hada
Roberta. Una pequeña hada, inquieta y un poco despistada, de gran corazón y muy
bondadosa, que comparte algunas características físicas con la niña: de pelo
tieso y colorado, con pecas y una gran
sonrisa. El hada es novata, por lo que su inexperiencia la mete, a veces, en
líos. Es algo patosa. Aun así, es
soñadora, muy responsable y feliz.
Este también es un personaje redondo porque es capaz de superar con éxito
la primera tarea de responsabilidad que le asignan, que es lograr que Lucía sea una niña feliz consigo misma.
Entre los personajes secundarios encontramos varios. Algunos de ellos están
descriptos con más detalle que otros, que simplemente han sido nombrados o
participan poco de la acción, pero todos representan roles familiares para el lector. La tía de Lucía, Dora Serrano, escritora y cuentacuentos
caracterizada como bajita y redonda, con
pelo color rojo y rizado y de ojos verdes. Otras hadas como Fermina
quién con su experiencia, confía a Roberta la tarea de ayudar a
Lucía y su amiga Filomena, otra hada
experimentada. Aparece Luna la gata blanca, de pelo largo, y enormes ojos azules. La madre de Lucía y doña Gertrudis, la profesora, de quienes no
tenemos detalles y otros niños, compañeros
de clase: Tomás que se mete con Lucía todo el tiempo, y Sócrates
que es el empollón de la clase. Más
adelante conocemos los
jefes del equipo de fútbol sala: Santi,
Cristóbal, Julia y a Doña
Flora, la bibliotecaria, que
es una señora mayor, que sabe mucho de libros, dulce y alegre, que cuenta cuentos con
entusiasmo contagioso y voz melosa, a
pesar de ser un poco gruñona a veces.
Si tenemos en cuenta los valores y contravalores presentados en el libro
destaca el de la superación personal. No se puede ser lo que no se es y queda
expresado de distintas maneras incluso en pequeñas estrofas como ésta:
p.83
Se mira, y no se disgusta
por delante y por detrás.
Y así, cuánto más se gusta,
más le gusta a los demás.
Para entender mejor cómo se adaptan
los valores y contravalores expuestos en el libro tomamos del punto de vista de
Piaget, quien sostiene que en esta etapa
de operaciones concretas el niño va a
adaptar su comportamiento a las
condiciones objetivas de la realidad exterior
y esto contribuirá a modificar la susceptibilidad emocional. El
desarrollo cognitivo amplía la capacidad de percepción de situaciones nuevas y
los motivos de cólera se hacen más abstractos. La estructura emocional está muy
condicionada por las presiones ejercidas por el medio social y cultural que
vive el niño. El estímulo al ridículo o
a situaciones sociales nuevas funciona con mayor fuerza. Se puede ejemplificar
esto con el incidente que Lucía vive en la biblioteca, cuando la bibliotecaria
le llama la atención por no hacer silencio, la niña se pone roja de vergüenza,
amarilla de disgusto y verde de rabia (p.67-68) porque al final la echan y sus amigos se burlan de ella.
A esta edad se aprende a inhibir la cólera que queda reducida a una manifestación verbal, si
acaso. Lucía vive inmersa en esa vorágine de sentimientos.
El niño descubre matices más finos en el gozo emocional, como la capacidad
de emocionarse en situaciones estéticas y éticas. Las emociones se
racionalizan, adquieren consistencia y se estabilizan. En nuestra historia, Lucía
y sus compañeros de clase aplauden a rabiar cuando la tía Dora les cuenta uno
de sus cuentos.
Bandura (1977), en Justicia 1989 p. 308, postula en cuanto al aprendizaje social, que
el individuo no sólo reacciona ante la estimulación ambiental sino que también
reflexiona sobre ella, es decir responde a la estimulación en función del
significado que se le otorga a dicha estimulación. El aprendizaje social tiene
éstas características, ocurre sin necesidad de instrucción previa, con relativa
rapidez y se ejecuta siguiendo un modelo cuya influencia perdura más allá del
momento en el que ocurre. Muchas conductas se aprenden por este procedimiento
incluso comportamientos sociales y afectivos. Si aplicamos la teoría a nuestra
historia, el espejo en el cual se mira Lucía, su admirada tía, con quien comparte parecido físico y también aficiones, es el modelo a seguir. Así la niña entiende
que no debe dejar de ser ella misma para conseguir que los demás la respeten y
la acepten.
El lenguaje utilizado está marcado por el estilo humorístico. Esto se ve reflejado
en el uso de exageraciones. La mezcla
con la fantasía es otro acierto de la autora para con el grupo de lectores al que se
dirige el libro. El texto fluye con algunas
digresiones, como referencias al fútbol, que no dificultan
el hilo de la acción y le permiten al lector entender fácilmente como progresa la acción
hacia el clímax y la resolución del conflicto.
También se intercalan referencias culturales a cuentos clásicos
europeos, que se corresponden con los intereses propios de la edad.
Entre ellos se mencionan las historias de El príncipe sapo, Caperucita Roja, La Bella
Durmiente, Blancanieves y los siete enanitos, El flautista de Hamelín, Aladino,
Los tres cerditos, La ratita presumida.
Si analizamos las figuras literarias
como ejemplos de estilo encontramos muchas y muy variadas. En cuanto a este
detalle conviene aclarar que no se
pretende aquí que los lectores sean quienes lo analicen y entiendan, algo que
estará muy lejos de sus posibilidades, sino que
disfruten de la calidad y riqueza del vocabulario y de los recursos
utilizados por la autora. Citamos algunos:
Adjetivación, p. 15 … Roberta era un hada pequeñita….
Con su pelo tieso y colorado la cara salpicada de burlonas pecas y una sonrisa
alegre…es que Roberta era un hada muy soñadora.
Aliteración: p. 82 saludó muy vivaracha,
a un
elegante elefante
que,
al verla con esa facha
pegó
un grito espeluznante.
Comparación: p.8… su gata era blanca, como una luna
llena…
Metáforas: p.27.. me ha tocado una ahijada que
parece una reproducción en miniatura de las cataratas del Niágara.
p.70…pero tenía una voz melosa que acariciaba y, de vez en cuando,
tintineaba…
Estructuras paralelísticas:
p.19 cuando llegó el momento, en vez
de decir:
Que este sapo repugnante
se convierta en
un instante
en un príncipe
elegante.
Roberta dijo:
Que este sapo
repugnante
se convierta en
un instante
en un enorme
elefante.
p.26… que sí, que soy un hada de los pies a la cabeza. No soy una
alucinación, ni un sueño, ni un espejismo…
Hiperbóles: p.8 … un día Lucía volvió a su casa
hecha un mar de lágrimas…
p.11…No he comido nada durante todo
el día y los ruidos de mis tripas se escuchan hasta en Marte…
p.32 …tengo un hambre tan atroz que sería capaz de comerme un camello en salsa verde.
Enumeración: p.76…No tardaron ni media hora en
ducharse, vestirse, desayunar, preparar la mochila y encaminarse hacia el
colegio.
El vocabulario es simple, cercano, familiar
pero elegido cuidadosamente para expresar sentimientos y describir
situaciones cotidianas que además está enriquecido con el uso de rimas
Como ejemplo del vocabulario y claridad de estructura gramaticales y la
aportación desde la función poética cito parte del cuento que tía Dora elige
para la clase de Lucía, págs. 79 a 83
La elefanta Rita
Rita se miró al espejo
de plata de la laguna;
mas cuando vio su reflejo,
no le hizo gracia, ¡ninguna!
No me gusta lo que veo:
Tengo orejas de abanico,
un tipo la mar de feo
nariz de metro y pico.
Hay una cebra muy bella
que sale en televisión.
quiero parecerme a ella
para gustar un montón.”
Rita se puso a hacer dieta,
adelgazó siete tallas
y se pintó, muy coqueta,
toda enterita de rayas.
Creyó que ya estaba lista;
mas vio una avestruz hermosa
Famosa en una revista,
Cubierta de plumas rosa.
“La avestruz es una estrella,
Tiene un éxito rotundo.
Yo quiero ser como ella
y gustarle a todo el mundo.”
Rita se colocó un rabo
Grande, plumoso y perfecto;
Se paseó como un pavo,
Luciendo su nuevo aspecto.
Saludó muy vivaracha
a un elegante elefante
que, al verla con esa facha,
Pegó un grito espeluznante.
Y Rita perdió la calma:
“¿Qué le habrá pasado a Emilio,
Que era mi amigo del alma
Y ha huido pidiendo auxilio?.”
Rita no entendía nada
y se sentó en la laguna,
llorando muy apenada,
bajo la luz de la luna.
Mientras lloraba y lloraba,
Le llegó desde el bancal
Una voz que le sonaba
A música celestial.
Era Emilio el elefante,
que repuesto ya del susto,
vino a verla cuanto antes
Y le habló desde un arbusto.
“Rita, eres la más hermosa
Desde el lago a la marisma.
Serás de nuevo preciosa
Si vuelves a ser tú misma.”
Para concluir, pienso que el libro es
una excelente elección y me reafirmo en la idea de que es adecuado para
disfrutar con niños de entre 8 y 9 años. Tiene componentes atractivos para los
lectores: el tema interesa, la historia comienza en las primeras páginas y tiene mucho
ritmo. Al empezar a leer estamos inmersos de lleno en las desventuras de Lucía
y las aventuras de Roberta. La situación está claramente planteada y el
escenario de la acción es familiar. Es fácil sentirse identificado con Lucía, el
personaje principal, que siente las mismas emociones que cualquier niño de esa
edad tristeza, soledad, aislamiento porque es diferente físicamente y
tiene intereses que no son tan
frecuentes en niños de su edad pero que poco a poco entiende que no debe intentar ser como los demás para ganarse el
respeto y la admiración sino que al contrario debe ser tal y como es.
Este libro tiene varias aristas y podríamos sacarle provecho como instrumento didáctico para dialogar sobre el tema o los valores que encontramos en él. Sin embargo, al hacerlo, desperdiciaríamos una
oportunidad de gozar de una exquisita lectura. Desde un punto de vista literario, es
un libro para disfrutar que combina narración con poesía y que deleita con
rimas.
Webgrafía
Bibliografía
Apuntes de clase.
Cubells, Francisco Evolución de los intereses del niño en
relaciñon con la literatura.
Características de los cuentos según la edad y etapa del
desarrollo lector. Centro de Orientación de Lectura. MEC. Años 90
Mayor, Juan et al. Psicología evolutiva. Madrid, Anaya,
1989
Justicia Justicia, Fernando Desarrollo del aprendizaje.
Capítulo 14 p.296 en Psicología Evolutiva, Mayor et al.
Perfecto.
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