Bloque 2: Textos
folclóricos. Selección y adaptación
“Toda clase de pieles”
Adaptación del cuento del mismo
nombre de los hermanos Grimm
Érase una vez, una niña
de nombre Selma, que había
llegado para llenar de felicidad a una pareja de campesinos muy humildes que
vivían en una pequeña casita lejos, muy lejos en el medio del campo. Era una familia
pequeña formada por el padre, la
madre y Selma. Sus padres
trabajaban mucho y muy duro para poder sobrevivir. En época de caza, su padre se ausentaba varios
días en busca de comida y pieles para abrigarse. La niña compartía con sus
padres las tareas de la casa, ayudaba en todo lo que podía y jugaba con los
animales del campo. No tenían muchas cosas, vivían con muy poco, pasaban dificultades, pero siempre
se mantenían juntos y unidos. Eran felices a pesar de su pobreza.
En primavera, cuidaban de las
plantas y de lo sembrado para recoger la cosecha en verano. Una o dos veces en verano, los tres recorrían con entusiasmo un sinuoso camino a pie, hasta el pueblo más
cercano para celebrar las largas jornadas de calor y así poder jugar con otros niños. Según
pasaban los días y el otoño se acercaba sabían que debían prepararse para sobrellevar
el crudo invierno.
El invierno en esa parte del mundo
era muy duro. Debían protegerse del frío
intenso y los días cortos no invitaban a otra cosa que no fuese estar al
calor de la lumbre. Entonces, la niña escuchaba historias de las aventuras de su padre
cuando iba a cazar, mientras su madre cosía. Fue así que su madre le hizo un
abrigo, uniendo trozos de pieles de los animales que su padre cazaba,
para abrigarla en el invierno. Por eso,
los demás habitantes de la villa y amigos la apodaron cariñosamente “Toda clase
de pieles” y a ella le gustaba mucho. Se sentía orgullosa, porque sabía que su madre lo había hecho
especialmente para ella con todo su amor.
Cada vez que se lo ponía era como si su madre la abrazara.
Cuando el abrigo estuvo terminado, su madre se embarcó en una tarea más
lenta y difícil. Sabía que le llevaría
mucho tiempo y paciencia pero le
cosería un precioso vestido, de colores vivos, para que la niña pudiese
llevarlo en las fiestas estivales. Era un vestido elegante, en tonos dorados y plateados que brillaban a la
luz del sol. “Toda clase de pieles”
soñaba con el día que pudiese ponérselo.
Pero de repente una tarde de otoño,
su mundo tranquilo y lleno de felicidad se derrumbó. Selma
había salido de casa temprano acompañando al ganado a pastar y cuando al volver
se encontró un espectáculo desolador:
las plantas del jardín pisadas, el huerto arrasado, los animales no estaban, la
casa destruida como si un fuerte vendaval hubiese soplado, llevándoselo todo. Dentro de la casa, estaba todo revuelto,
desordenado. Lo peor fue darse cuenta de que su madre y su padre habían
desaparecido.
Sin entender muy bien lo que había pasado, “Todo tipo de pieles” solo atinó
a coger de entre los restos, su vestido
y un pequeño cofre en el que su madre
guardaba sus tesoros más preciados una aguja de coser, un anillo y una medallita, que faltaba.
Asustada y desconcertada, “Todo clase de pieles” huyó
de aquel desastre. No había muchos sitios donde pudiera refugiarse. Para
no ser descubierta caminaba de noche y de día se escondía entre los plantas
de cereales. Sabía que de ella dependía sobrevivir. Tenía que ser valiente, como su padre le había
dicho muchas veces pero no siempre lo
conseguía. Entonces, cuando tenía miedo
se envolvía en su abrigo y soñaba con las caricias que su madre le hacía antes
de dormir. Si escuchaba ruidos extraños, recordaba las historias de animales
que su padre le había contado.
Tanto se alejó de donde vivía que llegó a las montañas. Un buen día vio a
lo lejos a un pastor con sus
ovejas. Le contó su triste historia y el
pastor, aunque no tenía mucho que
ofrecer, decidió ayudarla. La llevó a la cueva donde él se guarecía por las
noches y le prometió acompañarla hasta
la ciudad. Como había notado que “Toda
clase de pieles” era una niña hacendosa, le propuso presentarla en la casa de
unos señores muy ricos que necesitaban ayuda en las labores del hogar. Siempre bien dispuesta y agradecida, “Todo tipo
de pieles” no rechazó la oferta y fue así que empezó a trabajar en aquella
casona señorial. Selma decidió que la conocerían por su verdadero nombre y nunca contó sobre su apodo.
Los señores de la casa tenían un hijo apuesto y educado llamado Arturo, que
se interesaba por Selma. Eran más o
menos de la misma edad y compartían momentos de juegos y charlas. En una de
esas charlas la niña le contó cómo había
perdido a su familia y cómo la llamaban.
El tiempo fue pasando y “Todo clase de pieles” se convirtió en una joven
bella pero de mirada triste. No podía olvidar aquella fatídica tarde en la que
su vida había cambiado drásticamente. En la oscuridad de la noche y alejada del
trajín diario, Selma se envolvía en su
abrigo, abría el cofre y cosía con la aguja de su madre con la misma soltura que lo hubiese hecho ella.
Arturo, el joven de la casa, había
notado su belleza y su tristeza antes que nadie y por eso, un día para alegrarla quiso
invitarla a un baile que se celebraría en su casa. Era un importante evento
social. Asistirían señores de tierras
cercanas y lejanas, con sus trajes elegantes y llegarían con ayudantes y
carruajes.
Selma aceptó con cierta reticencia. Era el momento de usar aquel vestido que su
madre le había confeccionado con tanto cariño. La noche del baile “Toda clase
de pieles” lucía radiante. Llevaba el anillo de su madre. El joven quedó deslumbrado. La amaba y sabía
que ella le correspondía.
En la mitad del baile, el joven la tomó del brazo y la llevó a un rincón de
la sala. Una mujer diminuta, de pelo gris y gesto cansado, observaba con atención su vestido. Se acercó
a ella, le cogió la mano miró el anillo y le dijo: “Todo tipo de pieles, sólo
te falta esta medalla”. Selma reconoció
la voz de su madre. Su padre estaba junto a ella. Selma corrió a abrazarlos y
besarlos sin entender muy bien lo que
pasaba. Ellos se lo explicaron todo en detalle, habían sido obligados a
abandonar sus pertenencias y
forzados a trabajar para un
señor, hasta que el joven Arturo, en su empeño por hacerla feliz, los había
buscado y comprado su libertad. En ese momento, Arturo les pidió la mano de Selma en matrimonio y juntos,
vivieron todos felices y comieron perdices.
Y… colorín colorado este cuento se ha acabado.
Cambios
realizados. Argumentación.
En nuestra idea de modernidad parece no haber
espacio ni tiempo para historias o para dejarnos envolver en la magia de las
narraciones. Pelegrín aporta esta idea cuando cita a
McLuhan, p.38, quien ya en 1964, “afirmaba que la «galaxia Gutenberg» llegaba
a su fin, y que la visión del hombre volvía a ser mítica, tribal -de una tribu
global-, retornando a la percepción de una cultura preliteraria.” Sin embargo,
la propuesta de uso y adaptación de cuentos maravillosos está motivada por múltiples
razones que justifican su
utilización en la clase.
Desde el punto de vista del psicoánalisis y de su experiencia con niños, Betthleheim sugiere razones psicológicas que ayudan al niño en su
proceso de maduración a aprender a vivir
fortaleciendo su personalidad a través de ejemplos, que no son presentados con
intención didáctica pero que enriquecen sus cortas vidas con
valiosas aportaciones.
Según el mismo autor, estas
historias adquieren una relevancia mayor en nuestros días ya que los niños son
más débiles afectivamente y debemos
ofrecerles imágenes de héroes que son capaces de sobrevivir por sí mismos, aun
sintiéndose aislados, situación similar a la que ellos experimentan. Así, el
niño es capaz de establecer un paralelismo entre su realidad y la del héroe de
los cuentos, que en su soledad es apoyado y guiado por algo o alguien.
El cuento maravilloso, en palabras de Ana Pelegrín, tiene como función acompañar el desarrollo
del pensamiento del niño con elementos literarios. Siguiendo los comentarios de
la autora sobre los personajes, éstos están claramente diferenciados y
crecen por medio de la acción. Esto también lo especifica Larbán Vera, los
personajes son buenos o malos, pero no
las dos cosas a la vez y son los buenos los que tienen final feliz. El
personaje principal héroe/ heroína está en situación de carencia, sufre una
agresión, sortea todas las dificultades y alcanza la felicidad. Así, el niño adquiere normas éticas mucho más
eficazmente que enseñándoselas directamente.
En los cuentos de hadas, los protagonistas, siempre niños o adolescentes,
se enfrentan a los peligros de la vida sin contar, o sin poder contar con la
ayuda de los padres, venciendo y superando los obstáculos que se les presentan
en el camino de la vida con astucia, inteligencia, coraje, bondad, fantasía,
magia, etc.
Según Serebian, citado en Pelegrín,
p.74, en la estructura interna
de un cuento maravilloso debemos
encontrar tres elementos clave: La fechoría inicial, las acciones del héroe
y el desenlace feliz, en el que se produce un restablecimiento del orden. Vladimir Propp establece la estructura de los
cuentos maravillosos con un planteamiento en el que se presenta al personaje
principal y el entorno, un nudo en el que el personaje principal debe superar
una serie de obstáculos y un desenlace en el que el personaje principal
logra su objetivo y supera las pruebas. El final es feliz para todos los
personajes. Para Propp, en Pelegrín, p.75, también encontraremos elementos recurrentes. Al inicio, hay
un daño o un afán de poseer algo,
una partida del hogar del
protagonista, un donante con algún
elemento mágico o un ayudante para
hallar un objeto buscado. Luego hay un enfrentamiento
al adversario, una vuelta, una
persecución.
Según
Thompson, en Pelegrín, p 75, los cuentos
maravillosos conservan los motivos.
Un motivo es el elemento que se comparte
con otras culturas y que permanece a lo largo del tiempo. Es en general, un
problema existencial.
Edad para la que se adapta el cuento.
Características principales del momento evolutivo.
La adaptación de este cuento se hizo pensando en niños de entre 6 y 7 años
(primer o segundo curso de primaria). Desde el punto de vista del desarrollo
cognoscitivo, el niño se encuentra en la etapa del pensamiento intuitivo. Es
normal que sienta miedos. Desarrolla el concepto de identidad individual y su
autoestima. Tiene mucha imaginación y la utiliza para entender la
realidad. Además tiene un concepto de
moralidad absoluto.
Según las notas de clase, en esta rango de edad el cuento maravilloso es
importante porque permite incorporar
actitudes, valores y normas, liberar miedos inconscientes, relacionar al niño
con su entorno, estimular la fantasía y la lógica y desarrollar la comprensión
oral y una mayor capacidad de atención. También ayuda a entender conceptos de
causa-consecuencia, mejora la adquisición personal del lenguaje, y contribuye al aprendizaje del medio físico
y social.
Para el psicólogo Larbán Vera, que se apoya en la propuesta psicoanalítica
de Bettelheim, los personajes de los cuentos maravillosos no son ambiguos,
son buenos o malos, pero no ambas cosas
y esto ayuda en esta etapa en la que el niño no entiende la realidad porque
todavía no han desarrollado el pensamiento abstracto. Esa disociación bueno- malo le asegura
un espacio psíquico sin conflictos.
En esta etapa pueden comprender una
línea narrativa unidireccional, que mezcle fantasía o magia, porque los niños
ya han desarrollado el concepto básico de narración. Los textos deben ser
claros, con frases directas y construcciones simples. El argumento debe ser
comprensible y completo e incluir un
planteamiento, un nudo y un desenlace
rápido que no sean muy extensos. El
vocabulario debe ser sencillo, evitando términos abstractos y las oraciones, simples.
Argumentación de los cambios realizados
Apoyándome en
la lectura complementaria y las
notas de clase, además de haber
visionado la versión del cuento propuesta por la profesora, hice
mi propia adaptación del cuento “ Toda clase de pieles” , de los hermanos
Grimm, teniendo en cuenta los elementos destacados en negrita.
La heroína
es una niña pobre, en vez de una princesa como se propone inicialmente, porque el mundo siempre es más difícil para
los pobres y la gente pobre es más cercana a la realidad, que las princesas. Si
bien al principio del cuento la niña se
encuentra en una situación apacible y tranquila, sufre la desaparición
de sus padres, lo que la expone a vicisitudes.
Esta es una situación dramática pero no tan violenta como la muerte. Deja
espacio a un reencuentro o final feliz.
La protagonista está en una situación de carencia: debe valerse de sí misma para sobrevivir
física y mentalmente sola en un ambiente
hostil, sin el apoyo, la guía o
compañía de sus padres. La niña debe
sufrir físicamente, pasar hambre, sed, frío que son necesidades básicas que
cualquiera de nosotros podría tener, para demostrarse a sí misma que es fuerte
y debe experimentar el miedo, la soledad, la falta de cariño, para saber
que es valiente, valorar lo que tenía y
añorarlo.
Para resistir se vale de objetos, que ha conseguido por ser
buena, el
abrigo de pieles, el vestido hecho por su madre y el cofre de recuerdos. Reduje
la cantidad de objetos de la versión modelo para adecuarla a la edad de los
niños.
El motivo
del cuento es el paso de la niñez a la adultez. Una experiencia vital,
todos la vivimos. En este camino es
ayudada por un pastor, y por una familia
adinerada que le da cobijo. Elegí estos ayudantes para evidenciar que hay gente
buena en cualquier estrato social. Quién
mejor que su amado Arturo, para ayudarla a reencontrarse con sus padres. Finalmente, la
heroína está preparada para iniciar una nueva etapa en su vida, formar su
propia familia, junto al hombre que ama y a sus padres y vivir todos felices.
Bibliografía
Apuntes de clase.
Bettelheim, Bruno.
Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Drakontos. Crítica. Trad. castellana de
Silvia Furió. Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1994
Labajo, M. T :
Fomento de la lectura. Simbología de los cuentos folclóricos. CAP La Cabrera,
2008
Pelegrín, Ana. La
aventura de oír. Cuentos y memorias de
tradición oral. Cincel,1981
Propp, V.
Morfología del cuento. Editorial Fundamentos, 1970
Webgrafía
Una recopilación
de información desde distintos ángulos.
Una página que
aúna información con creación
Una presentación
que combina distintos puntos de vista.
Artículo que
detalla el desarrollo evolutivo del niño y la relevancia de los cuentos en la primera
infancia y la necesidad de tener al alcance un espacio: las bibliotecas.
Artículo escrito por Isabel Tejerina Lobo, Universidad
de Cantabria, en la que se hace un breve comentario de sobre aspectos
relacionados con la literatura infantil y hace una revisión de ideas y
conceptos de autores reconocidos tanto desde el punto de vista psicológico como
literario. ¿Existe la literatura infantil?,
El concepto y los géneros de la Literatura Infantil,
Corpus de la Literatura Infantil, La difícil intencionalidad de un género, La
Literatura Infantil en la
Tratamiento diferente al de asignatura convencional
educación básica: Razones para su presencia en la escuela.
La bibliografía no está bien citada, algunas
ideas
http://www.csi- csif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_13/REMEDIOS_MOLINA_2.pdf
Artículo basado
en bibliografía de la asignatura pero demasiado general y que no se ajusta al
punto de vista sobre cuentos maravillosos tratado en la asignatura.
Un interesante
artículo sobre adaptaciones de cuentos clásicos, con críticas a algunas de
ellas y reflexiones sobre la visión de la literatura infantil que tenemos los
adultos.
Artículo sobre el
contexto socio cultural en el que surgieron estos cuentos y la evolución
histórica de las distintas posturas frente a ellos.
Dos artículos
publicados en el diario de Ibiza, escritos por Juan Larbán Vera, psiquiatra y psicoterapeuta
a partir de una polémica suscitada desde el Ministerio de Igualdad. Mediante un lenguaje sencillo pone al alcance
de muchos, conceptos y terminología que
se ha analizado en la asignatura.
Has realizado una estupenda fundamentación teórica pero has modificado demasiado el cuento como para que sea una mera adaptación. Es más un retelling.
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