23 junio, 2016

Bloque 2 Textos folclóricos. Selección y adaptación.

Bloque 2: Textos folclóricos. Selección y adaptación

“Toda clase de pieles”

Adaptación del cuento del mismo nombre de los hermanos Grimm
     Érase una vez, una niña   de nombre  Selma, que había llegado para llenar de felicidad a una pareja de campesinos muy humildes que vivían en una  pequeña casita  lejos, muy lejos  en el medio del campo. Era una familia pequeña  formada por el  padre, la  madre  y Selma. Sus padres trabajaban mucho y muy duro para poder sobrevivir.  En época de caza, su padre se ausentaba varios días en busca de comida y pieles para abrigarse. La niña compartía con sus padres las tareas de la casa, ayudaba en todo lo que podía y jugaba con los animales del campo. No tenían muchas cosas, vivían con  muy poco, pasaban dificultades, pero siempre se mantenían juntos y unidos. Eran felices a pesar de su pobreza. 
En primavera,  cuidaban de las plantas y de lo sembrado para recoger la cosecha en verano.  Una o dos veces en verano,  los tres recorrían con entusiasmo  un  sinuoso camino a pie, hasta el pueblo más cercano para celebrar las   largas  jornadas de calor  y así poder jugar con otros niños. Según pasaban los días y el otoño se acercaba sabían que debían prepararse para sobrellevar el crudo invierno.
El invierno en  esa parte del mundo era muy duro. Debían protegerse del frío  intenso y los días cortos no invitaban a otra cosa que no fuese estar al calor de la lumbre. Entonces, la niña escuchaba    historias de las aventuras de su padre cuando iba a cazar,  mientras  su madre cosía. Fue así que  su madre le hizo     un  abrigo, uniendo  trozos de  pieles de los animales que su padre cazaba, para abrigarla en el invierno.  Por eso, los demás habitantes de la villa y amigos la apodaron cariñosamente “Toda clase de pieles” y a ella le gustaba mucho. Se sentía orgullosa,  porque sabía que su madre lo había hecho especialmente para ella con todo su amor.   Cada vez que se lo ponía era como si su madre la abrazara. 
Cuando el abrigo estuvo terminado, su madre se embarcó en una tarea más lenta y difícil.  Sabía que le llevaría mucho tiempo y paciencia pero   le cosería un precioso vestido, de colores vivos, para que la niña pudiese llevarlo en las fiestas estivales. Era un vestido elegante, en  tonos dorados y plateados que brillaban a la luz del sol.  “Toda clase de pieles” soñaba con el día que pudiese ponérselo.
Pero de repente una tarde de otoño,  su  mundo tranquilo  y lleno de felicidad se derrumbó.   Selma había salido de casa temprano acompañando al ganado a pastar y cuando al volver se encontró  un espectáculo desolador: las plantas del jardín pisadas, el huerto arrasado, los animales no estaban, la casa destruida como si un fuerte vendaval hubiese soplado,   llevándoselo  todo. Dentro de la casa, estaba todo revuelto, desordenado. Lo peor fue darse cuenta de que su madre y su padre habían desaparecido.
Sin entender muy bien lo que había pasado, “Todo tipo de pieles” solo atinó a coger de entre los  restos, su vestido y un pequeño cofre en el que   su madre guardaba sus tesoros más preciados una aguja de coser,  un anillo y una medallita, que faltaba.
Asustada y desconcertada, “Todo clase de pieles”  huyó   de aquel desastre. No había muchos sitios donde pudiera refugiarse. Para no ser descubierta caminaba de noche y de día se escondía entre los plantas de  cereales.  Sabía que de ella dependía sobrevivir.  Tenía que ser valiente, como su padre le había dicho muchas veces pero no siempre  lo conseguía.  Entonces, cuando tenía miedo se envolvía en su abrigo y soñaba con las caricias que su madre le hacía antes de dormir. Si escuchaba ruidos extraños, recordaba las historias de animales que su padre le había contado.
Tanto se alejó de donde vivía que llegó a las montañas. Un buen día vio a lo lejos  a un pastor con sus ovejas.  Le contó su triste historia y el pastor,  aunque no tenía mucho que ofrecer, decidió ayudarla. La llevó a la cueva donde él se guarecía por las noches y le prometió  acompañarla hasta la ciudad.  Como había notado que “Toda clase de pieles” era una niña hacendosa, le propuso presentarla en la casa de unos señores muy ricos que necesitaban ayuda en las labores del hogar.  Siempre bien dispuesta y agradecida, “Todo tipo de pieles” no rechazó la oferta y fue así que empezó a trabajar en aquella casona señorial.   Selma decidió  que la conocerían por su verdadero nombre y   nunca contó sobre su apodo.
Los señores de la casa tenían un hijo apuesto y educado llamado Arturo, que se interesaba   por Selma. Eran más o menos de la misma edad y compartían momentos de juegos y charlas. En una de esas charlas la niña le contó  cómo había perdido a su familia y cómo la llamaban.
El tiempo fue pasando y “Todo clase de pieles” se convirtió en una joven bella pero de mirada triste. No podía olvidar aquella fatídica tarde en la que su vida había cambiado drásticamente. En la oscuridad de la noche y alejada del trajín diario, Selma se envolvía en  su abrigo, abría el cofre y cosía con la aguja de su madre con la misma  soltura que lo hubiese hecho ella.
Arturo, el joven de la casa,  había notado su belleza y su tristeza antes que nadie y  por eso, un día para alegrarla quiso invitarla a un baile que se celebraría en su casa. Era un importante evento social. Asistirían señores  de tierras cercanas y lejanas, con sus trajes elegantes y llegarían con ayudantes y carruajes.
Selma aceptó con cierta reticencia.  Era el momento de usar aquel vestido que su madre le había confeccionado con tanto cariño. La noche del baile “Toda clase de pieles” lucía radiante. Llevaba el anillo de su madre. El   joven quedó deslumbrado. La amaba y sabía que ella   le correspondía. 
En la mitad del baile, el joven la tomó del brazo y la llevó a un rincón de la sala. Una mujer diminuta, de pelo gris y gesto cansado,   observaba con atención su vestido. Se acercó a ella, le cogió la mano miró el anillo y le dijo: “Todo tipo de pieles, sólo te falta esta medalla”.  Selma reconoció la voz de su madre. Su padre estaba junto a ella. Selma corrió a abrazarlos y besarlos sin entender muy bien lo que  pasaba. Ellos se lo explicaron todo en detalle, habían sido obligados a abandonar sus pertenencias y  forzados  a trabajar para un señor, hasta que el joven Arturo, en su empeño por hacerla feliz, los había buscado y comprado su libertad. En ese momento, Arturo les pidió la  mano de Selma en matrimonio y juntos, vivieron todos felices y comieron perdices.

Y… colorín colorado este cuento se ha acabado.


Cambios realizados. Argumentación.

En nuestra idea de modernidad parece no haber espacio ni tiempo para historias o para dejarnos envolver en la magia de las narraciones.    Pelegrín aporta esta idea cuando cita a McLuhan, p.38, quien ya  en 1964,   “afirmaba que la «galaxia Gutenberg» llegaba a su fin, y que la visión del hombre volvía a ser mítica, tribal -de una tribu global-, retornando a la percepción de una cultura preliteraria.” Sin embargo, la propuesta de uso y  adaptación de  cuentos maravillosos está motivada por múltiples razones  que justifican su utilización  en la clase.  

Desde el punto de vista del psicoánalisis y  de su experiencia con niños,  Betthleheim sugiere  razones psicológicas que ayudan al niño en su proceso de maduración a aprender  a vivir fortaleciendo su personalidad a través de ejemplos, que no son presentados con intención didáctica pero que enriquecen sus cortas vidas  con  valiosas aportaciones.
Según  el mismo autor, estas historias adquieren una relevancia mayor en nuestros días ya que los niños son más débiles afectivamente   y debemos ofrecerles imágenes de héroes que son capaces de sobrevivir por sí mismos, aun sintiéndose aislados, situación similar a la que ellos experimentan. Así, el niño es capaz de establecer un paralelismo entre su realidad y la del héroe de los cuentos, que en su soledad es apoyado y guiado por algo o alguien. 
El cuento maravilloso, en palabras de Ana Pelegrín,  tiene como función acompañar el desarrollo del pensamiento del niño con elementos literarios. Siguiendo los comentarios de la autora sobre los personajes,  éstos están claramente diferenciados  y   crecen  por medio de la acción.  Esto también lo especifica Larbán Vera, los personajes son buenos o malos,  pero no las dos cosas a la vez y son los buenos los que tienen final feliz. El personaje principal  héroe/ heroína   está en situación de carencia, sufre una agresión, sortea todas las dificultades y alcanza la felicidad.  Así, el  niño adquiere normas éticas mucho más eficazmente que enseñándoselas directamente.
En los cuentos de hadas, los protagonistas, siempre niños o adolescentes, se enfrentan a los peligros de la vida sin contar, o sin poder contar con la ayuda de los padres, venciendo y superando los obstáculos que se les presentan en el camino de la vida con astucia, inteligencia, coraje, bondad, fantasía, magia, etc.
Según Serebian,  citado en Pelegrín, p.74, en la estructura interna de  un cuento maravilloso debemos encontrar  tres elementos clave:   La fechoría inicial, las acciones del héroe y el desenlace feliz, en el que se produce un  restablecimiento del orden.    Vladimir Propp establece la estructura de los cuentos maravillosos con un planteamiento en el que se presenta al personaje principal y el entorno, un nudo en el que el personaje principal debe superar una serie de obstáculos y un     desenlace en el que el personaje principal logra su objetivo y supera las pruebas. El final es feliz para todos los personajes. Para Propp, en Pelegrín, p.75,   también encontraremos elementos recurrentes. Al inicio, hay un daño o un afán de poseer algo, una partida del hogar del protagonista, un donante con algún elemento mágico o un ayudante para hallar un objeto buscado. Luego hay un enfrentamiento al adversario, una vuelta,  una persecución.
Según Thompson,  en Pelegrín, p 75, los cuentos maravillosos conservan los motivos. Un motivo es  el elemento que se comparte con otras culturas y que  permanece  a lo largo del tiempo. Es en general, un problema existencial. 

Edad para la que se adapta el cuento. Características principales del momento evolutivo.

La adaptación de este cuento se hizo pensando en niños de entre 6 y 7 años (primer o segundo curso de primaria). Desde el punto de vista del desarrollo cognoscitivo, el niño se encuentra en la etapa del pensamiento intuitivo. Es normal que sienta miedos. Desarrolla el concepto de identidad individual y su autoestima. Tiene mucha imaginación y la utiliza para entender la realidad.   Además tiene un concepto de moralidad absoluto.
Según las notas de clase, en esta rango de edad el cuento maravilloso es importante porque  permite incorporar actitudes, valores y normas, liberar miedos inconscientes, relacionar al niño con su entorno, estimular la fantasía y la lógica y desarrollar la comprensión oral y una mayor capacidad de atención. También   ayuda a entender conceptos de causa-consecuencia, mejora la adquisición personal del lenguaje,  y contribuye al aprendizaje del medio físico y social.
Para el psicólogo Larbán Vera, que se apoya en la propuesta psicoanalítica de Bettelheim, los personajes de los cuentos maravillosos no son ambiguos, son  buenos o malos, pero no ambas cosas y esto ayuda en esta etapa en la que el niño no entiende la realidad porque todavía no han desarrollado el pensamiento abstracto.  Esa disociación bueno- malo le asegura un  espacio psíquico sin conflictos.
En esta etapa  pueden comprender una línea narrativa   unidireccional,  que mezcle fantasía o magia, porque los niños ya han desarrollado el concepto básico de narración. Los textos deben ser claros, con frases directas y construcciones simples. El argumento debe ser comprensible y  completo e incluir un planteamiento, un  nudo y un desenlace rápido  que no sean muy extensos. El vocabulario debe ser sencillo, evitando términos abstractos y las  oraciones, simples.

Argumentación de los cambios realizados

Apoyándome en  la lectura complementaria   y las notas de clase, además de haber  visionado   la versión   del cuento propuesta por la profesora, hice mi propia  adaptación  del cuento  “ Toda clase de pieles” , de los hermanos Grimm,   teniendo en cuenta  los elementos destacados en negrita.

La heroína es una niña pobre, en vez de una princesa como se propone inicialmente,  porque el mundo siempre es más difícil para los pobres y la gente pobre es más cercana a la realidad, que las princesas. Si bien al principio del cuento  la niña se encuentra en una situación apacible y tranquila, sufre  la desaparición  de sus padres, lo que la expone a vicisitudes. Esta es una situación dramática pero no tan violenta como la muerte. Deja espacio a un reencuentro o final feliz. 
La protagonista está en una situación de carencia: debe valerse de sí misma para sobrevivir física y mentalmente  sola en un ambiente hostil, sin el apoyo, la  guía o compañía  de sus padres. La niña debe sufrir físicamente, pasar hambre, sed, frío que son necesidades básicas que cualquiera de nosotros podría tener, para demostrarse a sí misma que  es fuerte   y debe experimentar el miedo, la soledad, la falta de cariño, para saber que es valiente,  valorar lo que tenía y añorarlo.
Para  resistir se vale de objetos, que ha conseguido  por ser buena,   el abrigo de pieles, el vestido hecho por su madre y el cofre de recuerdos. Reduje la cantidad de objetos de la versión modelo para adecuarla a la edad de los niños.
El motivo del cuento es el paso de la niñez a la adultez. Una experiencia vital, todos la vivimos. En este camino es ayudada por  un pastor, y por una familia adinerada que le da cobijo. Elegí estos ayudantes para evidenciar que hay gente buena en cualquier estrato social.  Quién mejor que su amado  Arturo, para  ayudarla  a reencontrarse con sus padres. Finalmente, la heroína está preparada para iniciar una nueva etapa en su vida, formar su propia familia, junto al hombre que ama y a sus padres y vivir todos felices.

Bibliografía
Apuntes de clase.
Bettelheim, Bruno. Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Drakontos. Crítica. Trad. castellana de Silvia Furió. Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1994
Labajo, M. T : Fomento de la lectura. Simbología de los cuentos folclóricos. CAP La Cabrera, 2008
Pelegrín, Ana. La aventura de oír. Cuentos y  memorias de tradición oral. Cincel,1981
Propp, V. Morfología del cuento. Editorial Fundamentos, 1970
Webgrafía
Una recopilación de información desde distintos ángulos.
Una página que aúna  información con creación
Una presentación que combina distintos puntos de vista.
Artículo que detalla el desarrollo evolutivo del niño  y la relevancia de los cuentos en la primera infancia y la necesidad de tener al alcance un espacio: las bibliotecas.
Artículo  escrito por Isabel Tejerina Lobo, Universidad de Cantabria, en la que se hace un breve comentario de sobre aspectos relacionados con la literatura infantil y hace una revisión de ideas y conceptos de autores reconocidos tanto desde el punto de vista psicológico como literario. ¿Existe la literatura infantil?, El concepto y los géneros de la Literatura Infantil, Corpus de la Literatura Infantil, La difícil intencionalidad de un género, La Literatura Infantil en la Tratamiento diferente al de asignatura convencional educación básica: Razones para su presencia en la escuela.
 La bibliografía no está bien citada, algunas ideas
http://www.csi-  csif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/Numero_13/REMEDIOS_MOLINA_2.pdf
Artículo basado en bibliografía de la asignatura pero demasiado general y que no se ajusta al punto de vista sobre cuentos maravillosos tratado en la asignatura.
Un interesante artículo sobre adaptaciones de cuentos clásicos, con críticas a algunas de ellas y reflexiones sobre la visión de la literatura infantil que tenemos los adultos.
Artículo sobre el contexto socio cultural en el que surgieron estos cuentos y la evolución histórica de las distintas posturas frente a ellos.
Dos artículos publicados en el diario de Ibiza, escritos por  Juan Larbán Vera, psiquiatra y psicoterapeuta a partir de una polémica suscitada desde el Ministerio de Igualdad.  Mediante un lenguaje sencillo pone al alcance de muchos,  conceptos y terminología que se ha analizado en la asignatura. 



1 comentario:

  1. Has realizado una estupenda fundamentación teórica pero has modificado demasiado el cuento como para que sea una mera adaptación. Es más un retelling.

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